Todo comienza
el viernes por la noche, con lo que ya viene siendo un ritual, cargar las
bicicletas en la furgoneta de Rafael Duran. Yo echaba en falta a Antoñin el
maestro en el arte de colocar las bicicletas de forma perfecta dentro de la
furgoneta. Pero Romero y un cada vez más talentoso Juan Parra, las dejaron muy
bien colocadas.
A
la mañana siguiente el despertador suena a las 6:30 horas, ¡y no voy de cacería!,
que era hasta ahora, para lo único que me levantaba tan temprano en el pueblo
en fin de semana. No, hoy vamos a Ronda a realizar la carrera homenaje a los 101 km de la legión. A los
poco minutos comienzan los mensajes, Cedeño, Sebastian
Zamudio , ya están
dando los buenos días al grupo. Hemos quedado a las 7:30 en Boxes. Allí nos
juntamos todo el grupo: Roberto, Sebastian Zamudio ,
Ismael Reina, José Domínguez, Romero, Cedeño, Juan Parra, Rafael Duran, la
familia Robles (Ismael, Jesús “hijo” y Jesús “padre”). Se notan los nervios en algunos,
Romero esta muy tenso, parecía un general
de Aníbal el cartaginés, antes de entrar en combate, inquieto ante la
incertidumbre de la estrategia de su jefe.
Nos
fuimos para Ronda, y algunos desayunaron en la fragua, otros ya habíamos
desayunado, yo entre ellos, no me pasa más como en Chiclana, donde las prisas
nos hicieron desayunar un plátano y una triste barrita energética sobre la
bicicleta. Tras este desayuno donde Jesús Robles “hijo”, se metió por tostada
una alpargata de Fernando Romay (luego la quemó en la carrera), nos fuimos a
aparcar al zona de Hipersol, donde nos uniformamos y nos dirigimos a la zona de
salida, aquí ya nos dispersamos para ubicarnos según la modalidad, los
duatletas (José y Rafael) los ciclistas (Romero, Cedeño, Juan Parra, la familia
Robles, y Yo) y los corredores (Roberto, Ismael y Sebastian), los primeros en
salir fueron los duatletas, a los diez minutos nos dieron la salida a los
ciclistas y luego los corredores.
En
el cajón de salida, Juan Parra se ubico por delante del resto del grupo, como a
el gusta, el resto aprovechamos para hacernos alguna foto de grupo, y conocer a
alguno de los participantes que estaba a nuestro lado, como un joven de Lugo,
que pasaba estos días sus vacaciones por estas tierras y había aprovechado para
realizar la carrera. Nos dieron la salida y ahí que fuimos cogiendo nuestro
sitio, calle “la Bola ”
arriba, para luego bajar al barrio y ya estirado el grupo emprender la bajada
de “la cuesta del cachondeo”, donde nos encontramos parado un tractor que
dificultaba nuestro paso. De ahí nos dirigimos al puerto de la muela donde ya
Romero y yo nos situamos juntos y la subimos a muy buen ritmo, para dirigirnos
hacia el cuartel de la legión y de ahí camino de los frontones y los pinos del
marqués, para luego pasar por Arriate
donde tras una primera subida a destacar enlazamos con el camino del puente de
Ventilla, donde Romero y yo realizamos el primer avituallamiento. Voy notando
que llevamos un buen ritmo y así se lo comento a Romero, camino de las Navetas
y pasando por los Merinos donde comienza el tan temido barro rojo, que hace
sufrir las piernas, este será nuestro sino hasta alcanzar estos terrenos a la
vuelta, con alguna subida dura además
dificultada por el estado del terreno por las lluvias. Sabemos que estamos ya
en la parte decisoria de la carrera.
Nuestras gafas son ya de lunares, a causa del barro que nos salpica. Alcanzamos
Cuevas del Becerro, donde pasando un riachuelo nos empapamos hasta la altura de
las pantorrillas, yo incluso termino en la cuneta aunque sin llegar a caer. Así
ponemos rumbo a Serrato, entre zonas de barro donde en alguna hay que poner pie
a tierra, aquí nos alcanza Jesús Robles “hijo”, la alpargata de Romay que se
tomó en el desayuno va haciendo su efecto, va como una flecha con su bici
nueva. Serrato nos recibe con una bajada empinada, nos adentramos en el pueblo,
nuevo avituallamiento control y rampas duras para dejar atrás el pueblo, sufro
unos primeros pinchazos en los abductores, que me hacen pensar que no podré
acabar, Romero va fino.
A la
vuelta de Serrato en una zona de cruce
nosotros subimos y Jesús Robles “Padre” va para Serrato, se le ve fresco,
parece que va de su casa a la plaza del pueblo a tomar un café. Nos quedan
ahora por delante unos kilómetros comprometidos con unas rampas duras, donde
vamos dosificando, yo comienzo a mover menos desarrollo para que los pinchazos
musculares no me hagan bajar de la bici y retirarme, Romero me comenta que
empieza a notar alguno en alguna de estas dificultosas subidas, corremos con
cabeza, dosificamos y estiramos un par de veces que nos ayuda a ponernos de
vuelta en los merinos, en todo este camino de vuelta el silencio del monte solo
es roto por los sonidos de las cadenas ya embarradas que suenan cual organillo
de chotis gripado. Los calambres me están respetando, ahora vamos lanzados, y
alcanzamos de nuevo el puente de la
Ventilla , donde nos esperan unas duras rampas antes de cruzar
la carretera de El Burgo, vamos con muy buen ritmo ya camino del Pilar de Coca,
adelantado a marchadores y ciclistas, cuando nos encontramos un ciclista que se
le ha roto la cadena, y aquí mi amigo Romero “el buen samaritano” le ofrece
ayuda dejándole los eslabones para reparar, nos vamos pero el joven comenta que
no sabe cambiarlos, “se me cae el culotte al suelo”, en estas que llegan a
nuestra altura Ismael Robles, Rafael Duran y Cedeño, este último con problemas
en los platos todo el camino, pero conociendo a Cedeño y sabiendo de su ímpetu
y competitividad, este termina la carrera aunque sea con un plato de porcelana
china, no hay quien le pare. Y Rafael Duran encomiable, este que hace unos años
solo utilizaba la pierna izquierda para dejar sentado medio equipo y al resto
con la boca abierta en el futbol sala, ahora se empeñado en utilizar las dos, y
vaya si lo hace, con la bici no hay pendiente que se le resista, y corriendo un
crack, y aunque tiene que pedir ayuda para que le aten los cordones por algún
calambre pasajero, hasta corre de espaldas (esta técnica nos la tienes que
enseñar).
Mientras tanto allí estamos
“Romero y Zamudio”, asistencia técnica y sanitaria en carrera, de esta última
me encargo yo, la técnica es de Romero. Intentado ayudar este joven con la
cadena rota. Yo avanzo esperando que Romero me de alcance. Me encuentro a
Cedeño y a Ismael Robles, en un lado del camino, Ismael esta con calambres,
pero nada detiene a un Artanaca y menos cuando quedan pocos kilómetros para la
meta. Romero me da alcance y así pasamos el pilar de Coca, donde esta Rafael en
el avituallamiento y que no vemos. Aunque este pilar ese día es un Pilar de Cocaina, pues nos da un “subidón”
sabiendo que ha pasado lo peor y que son pocos los kilómetros que nos quedan.
La verdad que con los kilómetros que llevamos en las piernas, vamos a un ritmo
frenético, así pasamos a Ismael Reina, que va cual mensajero de Atenas a
Esparta en la batalla de Maratón, que ritmo lleva el chaval, vaya maquina.
Y entramos en
Ronda, donde nos dirigimos al barrio de Padre Jesús, hacemos unas subidas por
calles empedradas antes de encaminarnos hacia la meta en la alameda. Donde
entramos Romero y yo juntos sonriendo después de todo el sufrimiento. Allí nos
espera gente de Setenil, Leo, Isabelita, Virginia… y entre ellos nuestros
compañeros y amigos Juan Cristóbal y Antoñin, da alegría verles y su saludo en
la meta, nos da otro empujón de satisfacción.
Nos
van poniendo al corriente Juan Parra una carrera magistral, con una bicicleta
como la que llevaba Pancho en verano azul, el día que tenga una buena burra, no
hay quien le pille, Jesús Robles “hijo”, estupendo el tío con su bici nueva. Roberto
magnifica carrera. Y José Domínguez, quinto en los duatletas, con una caída
incluida, que le ha dejado una rodilla hecha un “cromo”, con José se nos están
acabando los calificativos, José es “la maquina”.
Poco
después entran Cedeño e Ismael Robles, ningún inconveniente mecánico o físico
podría con ellos.
Esperamos la
llegada de los que falta, entre ellos Sebastian
Zamudio , el secretario de nuestro club Artanaca, heroico lo
suyo 45 kilómetros
corriendo, todavía se me ponen los vellos de punta, ahí aparece y todos le animamos en los
últimos metros. Grandioso su espíritu de sacrifico y superación, Sebastian “The
brave”.
El
último párrafo me lo reservo para, la gesta. Allá por el 270 a .C. un general
Cartaginés, grande entre los estrategas militares, llamado Aníbal Barca (Aníbal
“el cartaginés”), fue a conquistar Roma desde Hispania, pero no hizo el camino
por donde lo esperaba todo el mundo, una mente como la suya lo planeo cruzando
los Alpes, y así lo hizo. El sábado hubo alguien que hizo una gesta que no se
si alguno de nosotros logrará realizar, a su edad, hablo de Jesús Robles
“padre”, con unos meses sobre una bicicleta, se planta en una carrera como
esta, dura, sufrida, con un terreno maltratado por las lluvias, y no solo eso
se planta en la meta. Jesús eres la
figura a seguir por tu fuerza de voluntad y sacrificio. Jesús Robles nuestro
general, Jesús “el cartaginés”. Que grande.
Bueno
no me queda más que expresar en palabras el gran día que pasamos, y que serán
muchos los días en los que el club Artanaca consiga grandes retos, y ya sabéis
los Artanaca nos vemos en la meta….ah y
después en los bares.
Muy buena crónica Antonio!!! Enhorabuena!!!!!
ResponderEliminarSólo con el hecho de acabar una carrera así ya tenéis todos mucho mérito. Pero hay que prestarle mención especial al gran Cartaginés jajajja Enhorabuena Jesús Roble (padre), ahora a por el 101!!!!!!