lunes, 8 de abril de 2013

El club Artanaca, de Setenil, en la Carrera del Homenaje a los 101 kilómetros de la legión (por Antonio Zamudio)


Todo comienza el viernes por la noche, con lo que ya viene siendo un ritual, cargar las bicicletas en la furgoneta de Rafael Duran. Yo echaba en falta a Antoñin el maestro en el arte de colocar las bicicletas de forma perfecta dentro de la furgoneta. Pero Romero y un cada vez más talentoso Juan Parra, las dejaron muy bien colocadas.

            A la mañana siguiente el despertador suena a las 6:30 horas, ¡y no voy de cacería!, que era hasta ahora, para lo único que me levantaba tan temprano en el pueblo en fin de semana. No, hoy vamos a Ronda a realizar la carrera homenaje a los 101 km de la legión. A los poco minutos comienzan los mensajes, Cedeño, Sebastian Zamudio, ya  están dando los buenos días al grupo. Hemos quedado a las 7:30 en Boxes. Allí nos juntamos todo el grupo: Roberto, Sebastian Zamudio, Ismael Reina, José Domínguez, Romero, Cedeño, Juan Parra, Rafael Duran, la familia Robles (Ismael, Jesús “hijo” y Jesús “padre”). Se notan los nervios en algunos, Romero esta muy tenso, parecía un general  de Aníbal el cartaginés, antes de entrar en combate, inquieto ante la incertidumbre de la estrategia de su jefe.

            Nos fuimos para Ronda, y algunos desayunaron en la fragua, otros ya habíamos desayunado, yo entre ellos, no me pasa más como en Chiclana, donde las prisas nos hicieron desayunar un plátano y una triste barrita energética sobre la bicicleta. Tras este desayuno donde Jesús Robles “hijo”, se metió por tostada una alpargata de Fernando Romay (luego la quemó en la carrera), nos fuimos a aparcar al zona de Hipersol, donde nos uniformamos y nos dirigimos a la zona de salida, aquí ya nos dispersamos para ubicarnos según la modalidad, los duatletas (José y Rafael) los ciclistas (Romero, Cedeño, Juan Parra, la familia Robles, y Yo) y los corredores (Roberto, Ismael y Sebastian), los primeros en salir fueron los duatletas, a los diez minutos nos dieron la salida a los ciclistas y luego los corredores.

            En el cajón de salida, Juan Parra se ubico por delante del resto del grupo, como a el gusta, el resto aprovechamos para hacernos alguna foto de grupo, y conocer a alguno de los participantes que estaba a nuestro lado, como un joven de Lugo, que pasaba estos días sus vacaciones por estas tierras y había aprovechado para realizar la carrera. Nos dieron la salida y ahí que fuimos cogiendo nuestro sitio, calle “la Bola” arriba, para luego bajar al barrio y ya estirado el grupo emprender la bajada de “la cuesta del cachondeo”, donde nos encontramos parado un tractor que dificultaba nuestro paso. De ahí nos dirigimos al puerto de la muela donde ya Romero y yo nos situamos juntos y la subimos a muy buen ritmo, para dirigirnos hacia el cuartel de la legión y de ahí camino de los frontones y los pinos del marqués, para luego pasar por  Arriate donde tras una primera subida a destacar enlazamos con el camino del puente de Ventilla, donde Romero y yo realizamos el primer avituallamiento. Voy notando que llevamos un buen ritmo y así se lo comento a Romero, camino de las Navetas y pasando por los Merinos donde comienza el tan temido barro rojo, que hace sufrir las piernas, este será nuestro sino hasta alcanzar estos terrenos a la vuelta, con alguna subida  dura además dificultada por el estado del terreno por las lluvias. Sabemos que estamos ya en la parte  decisoria de la carrera. Nuestras gafas son ya de lunares, a causa del barro que nos salpica. Alcanzamos Cuevas del Becerro, donde pasando un riachuelo nos empapamos hasta la altura de las pantorrillas, yo incluso termino en la cuneta aunque sin llegar a caer. Así ponemos rumbo a Serrato, entre zonas de barro donde en alguna hay que poner pie a tierra, aquí nos alcanza Jesús Robles “hijo”, la alpargata de Romay que se tomó en el desayuno va haciendo su efecto, va como una flecha con su bici nueva. Serrato nos recibe con una bajada empinada, nos adentramos en el pueblo, nuevo avituallamiento control y rampas duras para dejar atrás el pueblo, sufro unos primeros pinchazos en los abductores, que me hacen pensar que no podré acabar, Romero va fino.

A la vuelta  de Serrato en una zona de cruce nosotros subimos y Jesús Robles “Padre” va para Serrato, se le ve fresco, parece que va de su casa a la plaza del pueblo a tomar un café. Nos quedan ahora por delante unos kilómetros comprometidos con unas rampas duras, donde vamos dosificando, yo comienzo a mover menos desarrollo para que los pinchazos musculares no me hagan bajar de la bici y retirarme, Romero me comenta que empieza a notar alguno en alguna de estas dificultosas subidas, corremos con cabeza, dosificamos y estiramos un par de veces que nos ayuda a ponernos de vuelta en los merinos, en todo este camino de vuelta el silencio del monte solo es roto por los sonidos de las cadenas ya embarradas que suenan cual organillo de chotis gripado. Los calambres me están respetando, ahora vamos lanzados, y alcanzamos de nuevo el puente de la Ventilla, donde nos esperan unas duras rampas antes de cruzar la carretera de El Burgo, vamos con muy buen ritmo ya camino del Pilar de Coca, adelantado a marchadores y ciclistas, cuando nos encontramos un ciclista que se le ha roto la cadena, y aquí mi amigo Romero “el buen samaritano” le ofrece ayuda dejándole los eslabones para reparar, nos vamos pero el joven comenta que no sabe cambiarlos, “se me cae el culotte al suelo”, en estas que llegan a nuestra altura Ismael Robles, Rafael Duran y Cedeño, este último con problemas en los platos todo el camino, pero conociendo a Cedeño y sabiendo de su ímpetu y competitividad, este termina la carrera aunque sea con un plato de porcelana china, no hay quien le pare. Y Rafael Duran encomiable, este que hace unos años solo utilizaba la pierna izquierda para dejar sentado medio equipo y al resto con la boca abierta en el futbol sala, ahora se empeñado en utilizar las dos, y vaya si lo hace, con la bici no hay pendiente que se le resista, y corriendo un crack, y aunque tiene que pedir ayuda para que le aten los cordones por algún calambre pasajero, hasta corre de espaldas (esta técnica nos la tienes que enseñar).
Mientras tanto allí estamos “Romero y Zamudio”, asistencia técnica y sanitaria en carrera, de esta última me encargo yo, la técnica es de Romero. Intentado ayudar este joven con la cadena rota. Yo avanzo esperando que Romero me de alcance. Me encuentro a Cedeño y a Ismael Robles, en un lado del camino, Ismael esta con calambres, pero nada detiene a un Artanaca y menos cuando quedan pocos kilómetros para la meta. Romero me da alcance y así pasamos el pilar de Coca, donde esta Rafael en el avituallamiento y que no vemos. Aunque este pilar ese día es un  Pilar de Cocaina, pues nos da un “subidón” sabiendo que ha pasado lo peor y que son pocos los kilómetros que nos quedan. La verdad que con los kilómetros que llevamos en las piernas, vamos a un ritmo frenético, así pasamos a Ismael Reina, que va cual mensajero de Atenas a Esparta en la batalla de Maratón, que ritmo lleva el chaval, vaya maquina.

Y entramos en Ronda, donde nos dirigimos al barrio de Padre Jesús, hacemos unas subidas por calles empedradas antes de encaminarnos hacia la meta en la alameda. Donde entramos Romero y yo juntos sonriendo después de todo el sufrimiento. Allí nos espera gente de Setenil, Leo, Isabelita, Virginia… y entre ellos nuestros compañeros y amigos Juan Cristóbal y Antoñin, da alegría verles y su saludo en la meta, nos da otro empujón de satisfacción.

            Nos van poniendo al corriente Juan Parra una carrera magistral, con una bicicleta como la que llevaba Pancho en verano azul, el día que tenga una buena burra, no hay quien le pille, Jesús Robles “hijo”, estupendo el tío con su bici nueva. Roberto magnifica carrera. Y José Domínguez, quinto en los duatletas, con una caída incluida, que le ha dejado una rodilla hecha un “cromo”, con José se nos están acabando los calificativos, José es “la maquina”.

            Poco después entran Cedeño e Ismael Robles, ningún inconveniente mecánico o físico podría con ellos.
           
Esperamos la llegada de los que falta, entre ellos Sebastian Zamudio, el secretario de nuestro club Artanaca, heroico lo suyo 45 kilómetros corriendo, todavía se me ponen los vellos de punta,  ahí aparece y todos le animamos en los últimos metros. Grandioso su espíritu de sacrifico y superación, Sebastian “The brave”.

            El último párrafo me lo reservo para, la gesta. Allá por el 270 a.C. un general Cartaginés, grande entre los estrategas militares, llamado Aníbal Barca (Aníbal “el cartaginés”), fue a conquistar Roma desde Hispania, pero no hizo el camino por donde lo esperaba todo el mundo, una mente como la suya lo planeo cruzando los Alpes, y así lo hizo. El sábado hubo alguien que hizo una gesta que no se si alguno de nosotros logrará realizar, a su edad, hablo de Jesús Robles “padre”, con unos meses sobre una bicicleta, se planta en una carrera como esta, dura, sufrida, con un terreno maltratado por las lluvias, y no solo eso se planta en la meta.  Jesús eres la figura a seguir por tu fuerza de voluntad y sacrificio. Jesús Robles nuestro general, Jesús “el cartaginés”. Que grande.

            Bueno no me queda más que expresar en palabras el gran día que pasamos, y que serán muchos los días en los que el club Artanaca consiga grandes retos, y ya sabéis los Artanaca nos vemos en la meta….ah  y después en los bares.



1 comentario:

  1. Muy buena crónica Antonio!!! Enhorabuena!!!!!
    Sólo con el hecho de acabar una carrera así ya tenéis todos mucho mérito. Pero hay que prestarle mención especial al gran Cartaginés jajajja Enhorabuena Jesús Roble (padre), ahora a por el 101!!!!!!

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