martes, 25 de junio de 2013

Quebrantahuesos (por Moises Zamudio)

El jueves 20 de junio Iván y yo salimos temprano dirección a Sabiñañigo.

Para que el viaje de ida no fuese tan pesado y llegáramos un poco más descansados a la carrera decidimos hacer noche en Siguenza, uno de los últimos pueblos de Castilla la Mancha.

Llegamos al hotel sobre las 17:00, subimos las maletas y las bicis y nos fuimos a visitar un poco el pueblo. Al llegar a la catedral nos quedamos muy sorprendidos de su grandeza y belleza. Una de las más grandes y bonitas que he visto, tanto en su interior como en su exterior, cuya fachada es de estilo románico.

Estuvimos un gran rato dentro de la catedral, y posteriormente seguimos andando hasta llegar al castillo. 

También muy grande y muy bonito, pero para sorpresa nuestra en el interior había un parador y no pudimos visitarlo.

Seguimos andando por el pueblo hasta que a las 21:00 nos fuimos a un bar a ver el futbol (España 10 – Tahití 0) y a comer algo. Después llegamos al hotel, nos duchamos y a dormir.

El viernes reanudamos la marcha para Sabiñañigo sobre las 10:30, y sobre las 14:00 llegamos. Aparcamos el coche y nos fuimos a la “feria” de ciclismo, donde pudimos ver una gran cantidad de estand con todas las marcas de ropa, material de ciclismo y una gran cantidad de bicicletas, algunas con un precio superior a los 10.000 euros. Comimos y después recogimos los dorsales y el maillot que regalan.

Sobre las 19:00 llegamos a la casa rural donde nos quedamos las dos noches. Al llegar, tal fue nuestro asombro, ya que dicha casa se encuentra en el municipio de Yosa de Sobremonte, con 35 habitantes, 19 varones y 16 mujeres. Pueblecito muy pequeño pero muy bonito. Antes de cenar fuimos a ver el pueblo, y en 10 minutos ya estaba todo visto jajaja así que nos adentramos por un sendero precioso y dimos un buen paseo rodeado de montañas y una gran arboleda.

Llegamos sobre las 21:00 a la casa para cenar. Coincidimos con dos muchachos de Zaragoza y otros dos de Albacete, aunque estos dos eran mayores, uno tenía más de 60 años, pero se le veía con mucha energía y ganas de pedalear.

La comida espectacular. Todo casero. Nos puso un plato de pasta muy original y muy buena, y de segundo una carne también muy buena. Con su pan casero, vino y postres también caseros.

Nos acostamos lo más temprano posible aunque no fue fácil conciliar el sueño. Eran más de la 1 y aún sin poder dormir, y el despertador sonaría antes de las 5. Y así fue, a las 5 estábamos desayunando, todos con muchos ánimos y buen rollo a pesar de haber dormido muy poco.

Sobre las 6:30 aparcamos los coches, descargamos las bicis y para el gran cajón de salida. Llegamos sobre las 7. A las 7:30 fue la salida oficial, pero hasta las 8 no tuvo lugar la nuestra, ya que para que miles de ciclistas pasen por el arco de salida tiene que transcurrir un buen rato.

El inicio de la carrera era más bien llano. Al principio íbamos los 4, o sea, Iván y yo y los dos mañicos jajajaj, muy apañaos, por cierto. Como este es el terreno que a Iván se le da mejor pues empezó a darle caña hasta que empezamos la subida del primer puerto, el Somport. Buena y bonita subida. Nos la tomamos con calma los 19 kilómetros de puerto, sabiendo disfrutar y dosificar correctamente (esta vez si jajajaj). 

Sobre el kilómetro 48 coronamos el puerto. Preciosa subida, con unas vistas inmejorables. En la cima estaba el primer avituallamiento. Paramos, sobre todo porque teníamos que hacer un pis, y ya aprovechamos para reponer agua y algo de comer. Para la próxima vez, espero que la haya, jajajjaja creo que no merece la pena parar en este avituallamiento porque al ser el primero hay una gran aglomeración de gente y se tarda bastante tiempo en avituallarse. Merece la pena aguantar al segundo avituallamiento, que se encuentra después de unos 20 kilómetros de bajadas. Y vaya bajada, impresionante… Preciosa y muy rápida. Me encontré mejor bajando que subiendo el Somport, jajajajajja

Antes de empezar el segundo puerto, el Marie Blanque, se encontraba el segundo avituallamiento. Paramos y aprovechamos para quitarnos los chalecos para afrontar más cómodamente la subida. Este puerto “sólo” tiene 9 kilómetros, y los primeros no son muy exigentes, pero los 4 últimos tienen una pendiente media brutal, entre 11 y 12%, impresionante pero a la vez precioso. Nos tomamos la subida con mucha calma, dosificando y disfrutando.

Una vez coronado el puerto empieza la bajada. Ésta vez mucho más corta que la del Somport. Al principio de la bajada se encuentra el tercer avituallamiento. Éste es muy grande pero estaba situado en un terreno de arena, y todos nos pusimos las botas y las bicis hasta… Seguimos bajando y a los pocos kilómetros tiene lugar el “plato fuerte” de la carrera, el “temido” Portalet, con sus 29 kilómetro de subida, pero si se hace con cabeza y sin pensar en lo que queda se disfruta enormemente. Las vistas son inmejorables, con la nieve a la vista, con cataratas de agua cayendo a nuestro lado, con una gran vegetación, con una gran presa que hace que te haga pensar que si se rompiera iríamos todos a parar a… La subida es suave pero continua, los primeros kilómetros son al 1, 2 o 3%, y sólo hay unos 4 kilómetros que tienen sobre el 7%. Así que si se hace con cabeza vamos “devorando” kilómetros sin apenas darnos cuenta. A lo largo de la subida hay 3 avituallamientos, nosotros paramos en el último, donde comimos sanwich, plátanos, repusimos acuarios, powerade y cogimos unos cuentos geles jajajaj coronamos el puerto sobre el kilómetro 150 y ya teníamos la sensación de que habíamos conseguido nuestro objetivo. Empezamos la bajada, muy bonita y más rápida aún. Yo me puse a rueda de un hombre que parece que bajaba como Samuel Sánchez jajajaj impresionante. Creo que ha sido la bajada más rápida que he hecho en mi vida. Pero prácticamente en medio de la bajada nos encontramos con el último puerto del día: el temido Hoz de Jaca. Una especie de muro de 2 kilómetros a más del 10%. La verdad es que no me pareció nada duro, al contrario, disfruté enormemente de la subida, con unas vistas inmejorables al embalse y al fondo más y más montañas. En el último kilómetro, como en los otros tres puertos, la gente animaba enormente. Daba la sensación de que sin querer aumentabas la velocidad y te llevaban en volandas. En los 4 puertos se me pusieron los bellos de punta. Llegué a sentirme como un ciclista profesional, y más aún cuando te decían: “vamos Moisés, vamos, vamos, vamos, va, va, va,,, arriba, arriba, campeón, que ya esta todo hecho…” A la segunda vez que escuché que me animaban diciendo mi nombre me quedé aún más sorprendido, hasta que llegué a la conclusión de que en el dorsal puesto en el manillar ponía mi nombre jajajajja Pero no veas cómo me sentía cuando me daban ánimos gritando mi nombre… He de decir que la gran mayoría de la gente que animaba eran vascos. Tendrán muchos defectos, pero animando son los mejores, con mucha diferencia… “Aupa, aupa, aupa, vamos Moisés que ya lo has conseguido, que grande eres…” (aún recordándolo se me ponen los bellos de punta)

En fin, coronamos el puerto y emprendimos la recta final para la meta, ya sólo quedaban unos 25 kilómetros y picados para abajo. Ahora a buscar una buena grupeta que te lleve y a disfrutar hasta meta. Pero me equivoqué. En estos últimos kilómetros lo pasé fatal en algunos momentos porque de tranquilo nada, sino que los hicimos rodando a 35-40 kilómetros por hora. Vamos a rueda, con un dolor de piernas casi insoportable y de repente el “capullo y mamón” de Iván se pone a tirar y aumenta el ritmo. En las subidas se le quedaba el pie dormido y tenía que aflojar un poco el ritmo y pensaba yo: “¿¿¿ahora no se le queda el pie dormido???? Será “cabrón”, mira como me lleva” jajajajj Pero se pudo conseguir y llegamos enteros a meta.

Un aspecto que me ha llamado la atención es que en las bajadas, en cada curva peligrosa había una persona con una bandera roja advirtiéndonos que había una curva peligrosa.

Objetivo conseguido. La mejor experiencia que he vivido encima de la bici. Todo perfecto e inmejorable.
Comimos unos fideua muy muy buenos, luego recogimos el diploma, la medalla y para casa, donde llegamos, nos duchamos y tuvimos una buena cena en compañía de los mañicos, donde nos contamos nuestras experiencias, anécdotas y reímos un montón.

El día antes pensábamos irnos a las fiestas de Biescas que son en esta fecha, pero a última hora decidimos que el cuerpo no estaba para “fiestas”. Así que al rato nos acostamos y dormimos todos como bebés.
Al día siguiente nos levantamos a las 9. Desayunamos los 4 y cada uno emprendió su viaje de vuelta. Los maños sólo una hora y pico hasta Zaragoza, pero a nosotros no quedaban casi 10 horas de viaje.

Salimos sobre las 10 y sobre las 14:30 paramos en Pinto en un Macdonal. Comimos y reanudamos la marcha, llegando a Setenil sobre las 20:30

En conclusión, ha sido la mejor carrera que he hecho hasta la fecha. La mejor en todos los sentidos, desde la organización, recorrido, dureza, belleza, ambiente… Y sobre todo el poder estar acompañado de mi compañero de fatigas, que si no fuese por él no se si haría tantas “aventuras”.












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