miércoles, 31 de octubre de 2012

Maraton BTT Cebolleta 2012 (por Moises Zamudio)

Todo comenzó el viernes por la tarde-noche. Quedamos Iván, Antoñín, Rafael Duran, Romero, Juan Parra y yo en la confitería de Rafael Durán para meter las bicicletas en su furgoneta. Unos antes, otros después, pero nos presentamos todos con nuestras bicis allí. Bueno, no todos, faltó uno… Juan Parra jajajajaj Resulta que le pidió la bici a Jaime y éste estaba en la huerta primera, así que luego bajó y se llegaron a por la bici. Sin problemas…

A la mañana siguiente quedamos sobre las 10. Entre unas cosas y otras salimos un poco más tarde de lo previsto, y sobre las 11 llegamos al Mirabueno para desayunar. Nos tomamos un buen bocadillo de carne mechá con tomate, pero como Rafael Durán ya había desayunado pues se tomó una tapita de carne mechá, pero acompañada de zumo de naranja y no de cerveza, que era lo que pegaba más, jajajajjaja

Sobre las 11:30 salimos para Cádiz. Llegamos sobre la 13:30 y empezamos el lío para aparcar, que como siempre es una odisea. Tuvimos suerte y pudimos aparcar la furgoneta justo al lado del piso. Un poco justo el aparcamiento pero acabó entrando. Después de dar una vuelta para aparcar el coche de Iván, decidimos que se fueran los demás para el piso e Iván y yo fuésemos a buscar aparcamiento. Después de media hora dando vueltas encontramos sitio, aunque un poco alejado.

Decidimos encontrarnos en la freiduría de las flores para comer pescaito frito, pero había mucha gente, así que nos tuvimos que ir a otro sitio. Fuimos a la montanera, donde nos pegamos una buena “pechá” de comer y todo estaba de categoría.

Justo después fuimos a por un heladito y después al bingo. Pensábamos que íbamos a salir ricos de allí, pero en el bingo de Francisco el del pub Rivera había más premios. Estuvimos a punto de acertar un par de bingos, e incluso una vez a Rafael Durán y a Antoñin sólo les faltó un número, y curiosamente el mismo a los dos. Si hubiese salidos esa bolita la que hubiésemos liado todos cantando los dos bingos a la vez, jajajaj Pero no hubo suerte y una de las “marujas” cantaron bingo…

Después del bingo nos fuimos a dar un paseo por Cádiz. Como no pudimos rodar unos kilómetros con la bici antes de la carrera pues me los llevé a andar, jajajajaj Fuimos para la calle Ancha para tomarnos unos cafés y unos helados, y después fuimos hacia la Caleta y el Castillo de San Sebastián para ver lo bonita que está la caleta con su bajamar coqueta jajajaj

Poco después, sobre las 18:30-19:00 nos llamó Antoñito Zamudio diciéndonos que venía llegando a Cádiz. Él tuvo más suerte que Iván y yo y encontró aparcamiento a la primera. Nos dimos el encuentro y poco después fuimos a la freiduría las Flores para tomar unos cartuchitos de pescaito frito. A continuación, como buenos ciclistas, fuimos a un restaurante italiano para tomar algo de pasta. Y para finalizar la noche fuimos a un pub irlandés para tomarnos algo. Casualmente estaba jugando el Barcelona con el Rayo Vallecano, y pudimos ver varios goles de los azulgranas.

Llegamos a la casa antes de media noche, tempranito porque si la gente se calienta… se puede alargar mucho la noche y después la carrera… En casa arreglamos las cosas para dormir lo que mejor que pudimos. En dos camas chicas durmieron Juan Parra y Antoñito Zamudio, en un colchón inflable durmieron Antoñin y Rafael Durán, y en la habitación de dormitorio matrimonio dormimos Romero, Iván y yo. Romero durmió en un saco de dormir, y cómo no había almohadas le preste un cojín del barça, y al día siguiente me dijo que nunca había dormido tan bien, jajajjaja

Entre unas cosas y otras (que mejor no entro en detalle, jajajaja) nos costó un poco de trabajo coger el sueño, pero gracias al cambio de hora pudimos dormir una horita más.

Llegó el día “D” y el despertador sonó a las 6:45 nos levantamos, (temprano, no???, “po” se nos hizo super tarde) recogimos las cosas y emprendimos el viaje para Chiclana… Nada más llegar nos perdimos y estuvimos un ratillo dando vueltas hasta que al final llamé a un colega de Puerto Real y nos orientó un poco. Aparcamos en una calle al lado de la salida, empezamos a prepararnos para recoger los dorsales y desayunar, pero de repente escuchamos una voz un tanto preocupada: “Quilloooooo”… Nuestro Juan Parra se puso a inflar la rueda y tuvo la mala suerte de que desenroscó el pitorro entero, haciendo que se saliera todo el aire y parte del líquido anti pinchazo. Intentamos inflarla pero no sellaba, se salía el aire por todos lados. No tuvimos más remedio que quitarle completamente el líquido anti pinchazo y ponerle una cámara. Juan Parra desesperado decía que no hacía la carrera, que nos fuéramos… pero el “manitas” del grupo, Antoñin, sacó una cámara y en pocos minutos estaba solventado el problema. Mientras arreglábamos la rueda Iván fue a recoger los dorsales de todos porque faltaba muy poco tiempo. Lo intentó, pero sólo se pudo traer el suyo y el mío, los que estamos federados, los demás tuvieron que firmar la declaración jurada para poder recoger el dorsal. Uno de los árbitros decían que ya no se daban los dorsales porque estaban fuera de tiempo, pero entre uno y otro lograron convencerlo.
Llegamos al cajón de salida cuando sólo faltaban pocos minutos para la salida. Habíamos llegado, pero sin desayunar, y afrontar una carrera de esta índole con el estómago vacío no es muy recomendable. Menos mal que el día anterior cominos bastante, que si no… Justo antes de salir, esperando en el cajón de salida cada uno comió lo que pudo: algún platino, alguna barrita… Se da el pistoletazo de salida y como estábamos los últimos intentamos colocarnos en puestos delanteros. Al final lo conseguimos y casi adelantamos a las motos, jajajajaj Después de pocos kilómetros de “salida neutralizada” (lo pongo entre comillas porque de neutralizada no tenía nada, íbamos todos escopeteados) se da la salida oficial. Ya cada uno va a su ritmo y hace lo que puede. Intento ir al ritmo de Iván pero no puedo, lo veo a pocos metros pero no logro alcanzarlo. Después de varios kilómetros, sobre el kilómetro 15-20 lo alcanzo. Le pregunto cómo va y me dice que fatal. Se le veía la cara un poco regular, seguro que era por no haber desayunado. Después me dijo que le vino como una arcá y hasta que devolvió un poco. En el avituallamiento comió y parece ser que se puso mejor.

Los primeros kilómetros de la carrera eran más llevaderos, sobre todo porque las fuerzas aún estaban intactas, aunque los repechos subi-bajas eran muy continuos. Llegamos a la zona de Medina Sidonia, el núcleo de la carrera, donde se hacían varias subidas de las buenas. La primera de ellas fue el famoso cementerio de Medina, que tiene una longitud de 750 metros pero un desnivel escalofriante, llegando a situarse la pendiente máxima en el 37%. “Impresionante”. Como ya conocía el terreno fui dosificando, cambiando al plato chico justo antes de llegar a la parte más dura y jugando con los piñones. Fue una subida muy emocionante y bonita, ya que nos esperaba en esas ramplas una gran cantidad de público que gracias a sus ánimos se hizo el sufrimiento algo más llevadero. Al llegar arriba me encuentro con la grata sorpresa de que se seguía subiendo hasta el castillo de Medina, recorrido alterado respecto al año pasado, ya que una vez terminada la subida del cementerio se empezaba a bajar inmediatamente. Así que la subida de este año fue aún mayor. Se sube al castillo con más penas que gloria porque para llegar a la cota final había que subir una especie de trialera prácticamente casi imposible de subir, salvo unos pocos. Después empezamos a bajar, pero no a disfrutar, ya que era una bajada de trialera y un tanto peligrosa, y más adelante una bajada todo lleno de barro. Llegamos a un punto kilométrico en que hay que bajar y subir por el mismo sitio, así que mientras unos subían otros bajaban. Cuando Iván subía dio la coincidencia que los demás compañeros bajaban, y al hablarse entre ellos el amigo Juan Parra saludó con tantas ganas que se olvidó que iba conduciendo una bicicleta y se estrelló con un salzar. Nada grave, sólo unos rasguños. Esa parte del recorrido fue muy dura debido a la gran cantidad de barro, pero para nuestro asombro, la parte que proseguía era aún peor. El barro se metía en todas partes, las ruedas apenas andaban porque el barro no lo permitía. Las calas estaban totalmente llenas de barro y había que subirse y bajarse constantemente de la bici porque había unas subidas y bajadas impracticables. Una de las veces que intenté echar el pie a tierra para bajarme de la bici fui al suelo porque la cala no me salía debido al barro. No fue nada porque el barro amortiguaba la caída. Unos kilómetros más tarde salimos de la zona de barro y ya sólo quedaban los últimos 20-25 kilómetros de ruta. Casi todo era llano, pero no por eso fácil, ya que las piernas y las fuerzas ya van muy mermadas. Tuve la suerte de encontrarme con un compañero de Puerto Real, Martín, y los dos hablando hicimos la recta final más llevadera. Sin darnos cuenta nos encajamos en la última subidita, una pequeña gran pendiente que termina en la ERMITA DE…., íbamos los dos muy bien, tranquilitos, yo sin abusar porque ya había tenido muchos amagos de calambre, pero pasó por medio de los dos un “capullo” que un poco más y nos tira. Parece ser que era de Chiclana y tenía muchos seguidores porque lo animaban mucho. Pero me dio tanto coraje que pasara así por medio de los dos que hice lo posible por llegar a meta antes que él. Así que apreté todo lo que pude hasta que a falta de unos pocos metros de llegar a la línea de meta lo adelante. Eso sí, cuando llegué a la meta tenía tal dolor en la pierna derecha que no me podía mover. Dos días después aún tengo el dolor, pero valió la pena, jajajaj.

Tomamos bebida, algo de comida y a los pocos minutos llegó Iván. Decidimos ir al coche para coger las cosas y ducharnos pero no pudimos porque las toallas, ropa… estaban en la furgoneta. Así que decidimos ir a comer mientras llegaban los demás, pero llegando a la zona de la última subida tal fue nuestro asombre que vimos llegar a Rafael Durán. Pensábamos que iban a tardar más pero se portaron como campeones. Antoñín llegó justo antes, y ya después de ellos dos llegó Juan Parra, Antoñito Zamudio y Romero. Éste venía acalambrado y pasándolo regular, pero con dos cojones y una pequeña ayuda de Iván subió la última cuestecita como una moto.

Una vez que nos reagrupamos los siete fuimos a la furgoneta para ducharnos, comer y recoger el maillot. La ducha sentó fenomenal e igualmente la comida, pero con los maillot tuvimos mala suerte porque sólo Antoñito Zamudio y yo tuvimos la suerte de recoger el maillot, debido a que los demás pidieron talla XL y éstas se agotaron. Pero la organización les dijeron que en un tiempo llegarían más y que se los enviarían a sus respectivas casas.
Después de comer empezamos el viaje de regreso a Setenil. Debido a un pequeño despiste nos pasamos el desvío para la autovía que va directo para el circuito de velocidad, asi que tuvimos que atravesar Jerez. Este “pequeño” despiste tuvo lugar porque Juan Parra empezó a quejarse pegando voces en la parte trasera del coche debido a los temibles calambres. A buenas horas llegó el electricista, jajajaj y en lugar de prestar atención a la carretera me puse a grabarle un video.

Llegamos al pueblo sobre las 19:30. Fuimos a la huerta primera para tomarnos unas cervecitas. A continuación descargamos las bicis de la furgoneta y cada mochuelo se fue a su olivo.

En fin, pedazo de fin de semana!!!!! Me ha gustado mucho. Espero que podamos repetir pronto!!!! Por falta de ganas no será, jajajaj









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