Oh my god!, un día más los artanaca al
ataque, esta vez en tierras sevillanas.
Comenzaré diciendo que el éxito
se alcanza sólo cuando se tiene con quien compartirlo, rodearte de tal calidad
de amistad convierte todo lo que hagas en un rotundo éxito, gracias artanaca.
Para esta fantástica prueba de
veintiún kilómetros quedamos en el parking de la venta mira bueno tempranito
sobre las siete de la mañana, aunque la carrera no comenzara hasta las once,
teníamos que ir con tiempo para hacer los traslados oportunos, el desayuno con
comodidad, y como no por cualquier improvisto que pudiera surgir en el camino.
En esta carrera tan atípica, y digo esto porque no es como las demás que son
como un circuito circular, empieza y termina en el mismo lugar, ésta
concretamente, comenzaba en bella vista( Dos Hermanas), y terminaba en los Palacios
y Villafranca, es una prueba con principio y fin en distintos lugares, ¡un
aliciente nuevo, para experiencia artanaca!. Bueno pues desde las seis y
veinte, y media de la mañana empezaban los buenos ánimos del grupo, ¡buenos
días artanacas! Puuuff… y yo que pensaba que los buenos días para un domingo
empiezan tras ver los Simpson en la cama… bueno aunque con esta simpatía
mañanera bien merece la pena madrugar un poco sabiendo que espera todo un gran
día por delante, como digo a veces, lo que viene siendo toda una vida resumida
en un día, ¿parece imposible vedad?, pues si lo pensáis… madrugas, trabajas,
disfrutas, sufres, consigues tu recompensa, lo celebras y por fin descansas, pero tras una carrera
hay algo más y es esa satisfacción de superación personal y la cerveza por
supuesto. Desde aquí os invito a que por lo menos lo probéis una vez en la
vida, no la cerveza claro, que también pero nada en exceso, sino alguna prueba
de esta índole, ¡no os arrepentiréis!
Tras esta pequeña “locura reflexiva”, vamos a
lo que nos atañe prueba deportiva media maratón de los Palacios, que me
desvío, personalmente una de las
carreras más complicada que he conseguido culminar. Como he comentado, nuestro
despertar seria sobre las seis y media de la mañana para llenar los macutos de
ilusión y llegar puntual al mira bueno, donde nos reuniríamos y una vez juntos
allí, comenzaríamos el reparto en los coches (Sedeño, Pedrito, Joseito en el de
Sebastián, ; José Manuel, Ismael, Francisco en el mio) y la marcha. Como íbamos
con tiempo de sobra, paramos en la gasolinera de Algodonales donde desayunamos
con toda tranquilidad mientras esperábamos a otro integrante del grupo
artanaca, Ignacio que como no, desayunó con nosotros. Una vez cumplido,
reanudamos hacia los Palacios todos juntos, y llegando a dicho pueblo, entre
risas, canciones, comentarios… una espesa niebla nos despertó todos los
sentidos, ¡a todos menos a Francisco!, tal fue que incluso tenia que conducir
con la cabeza por fuera del coche, como Ace ventura, ¡que locura!, mi copiloto
José Manuel me ayudaba por la otra parte
mientras Ismael se partía de la risa en el sillón trasero con Francisco.
Conseguimos llegar y sin problemas dimos rápidamente con nuestro enlace en
tierras sevillanas, Alfonso quien nos había ahorrado un gran trabajo
recogiéndonos los dorsales un día antes y que con gran gentileza nos estaba
esperando cerca de donde teníamos que coger el autobús para hacer el traslado
hacia Dos Hermanas, desde donde saldría
la prueba. A las nueve y cuarto salía el ultimo autobús, entonces con gran
pesar nos tuvimos que despedir de Alfonso porque se nos echaba el tiempo
encima. En el autobús una vez sentados empezó otra vez el cachondeo con el
washaapt, si es que tenemos poco remedio, y si lo tuviéramos seguro que no nos lo
aplicaríamos. Bueno por fin llegamos al lugar de salida, entre los nervios y
ansias por empezar, el viaje en el autobús nos había parecido eterno, es más
nos bajamos del él y no nos dimos cuenta, pero el lugar exacto de salida estaba
casi a kilómetro y medio desde donde nos dejo, teníamos que llegar andando y
algunos preguntaban, ¿donde vamos?, ¡donde va Vicente, tío!, pensando que si
seguíamos a los demás llegaríamos a buen puerto, y acertamos claro. Cuando
llegamos nos encontramos a Rafael, Antoñin y su cuñado Sergio quienes
participaban por primera vez en una carrera a pie, desde aquí ¡felicidades y
enhorabuena maquinas!, cumplieron su objetivo con creces dejando bien alto el
pabellón. Ahora tocaba cambiarse para la batalla del día, como no había instalaciones
para ello, en la misma acera de una calle lo hicimos sin pudor alguno, allí
conocimos a un señor que parecía molestar nuestra presencia en su puerta, pero
bueno tampoco hacíamos nada malo, simplemente cambiarnos de ropa y al final
termino riéndose con nuestro humor artanaca. Tras cambiarnos fuimos a dejar los
macutos y a calentar. Había un señor de la organización con un micro, que
informaba de todo cuanto acontecía e iba haciendo breves entrevistas a todo
corredor que pasara por su alrededor, Ismael se moría de las ganas por coger
ese micro para cantar “Paquito el chocolatero”, pero no hubo suerte, ¡que
maquina! Por fin este señor empezó a organizar la salida, otros organizadores
portaban unos globos con helio que marcaban el ritmo y el tiempo final, que si
seguías con ellos sabias con certeza el tiempo que echarías en cada kilómetro y
el final. Tras desearnos suerte, el pistoletazo y al ataque veintiún kilómetros
de asfalto por delante de disfrute, trabajo y sacrificio.
En principio todo
andaba en la normalidad, muchísima gente pero como la calle era muy ancha y
grande, había espacio suficiente para todos, no había problemas de
adelantamientos ni tropiezos, puedo decir que es la primera media maratón que
se puede comenzar corriendo. Todo transcurría bajo lo normal, hasta aquél
desafortunado accidente, en el primer puesto de avituallamiento los que iban
por delante, tiraban las botella de agua llenas y cerrada en el medio de la
calle, muy mala combinación, por donde yo iba se podía ver donde pisar y esquivar
las botellas, pero no corría solo, había muchos más corredores, bueno el caso
es que uno de los que venían a mi ritmo dio una patada a una de esas botellas
con tan mala suerte que la puso en mi camino y la pise mal, haciéndome daño en
la rodilla hecho que provocó el destino fatal, para mi claro. Seguí corriendo y
sobre el kilómetro doce ya el dolor podía más que mi cabeza, tenía que parar y
caminar en casi cada kilómetro, aun así no podía dejarlo estar, tenía un
objetivo que era terminar por debajo de hora treinta, y por supuesto cambió a
intentar terminarla. Ahora los kilómetros se hacían mucho más largos y las
grandes rectas, interminables, sobre el kilómetro diecisiete estuve casi por
desistir y es cuando oyes esas voces de ánimo de los mismos corredores, ¡oye
vamos que estamos muy cerca, vamos!, con ellos continué pero tenía que seguir
parando. Ya a partir del diecinueve parece que la misma gente, los aficionados
te empujaba para terminar. Los últimos dos kilómetros parecían interminables
entre un sinfín de aficionados que se agolpaban y que casi te encerraban en
embudo para llegar a la meta. Tras una fuerte curva a la derecha, se
visualizaba por fin los arcos finales, hecho que parecía crear alguna confusión
de cual, de los arcos, era el que paraba el tiempo, pero bueno, para mí el
tiempo no tenía sentido, entre lágrimas me dispuse a pasarlos todos y dar por
concluida la carrera más difícil de las que he participado.
Una
vez finalizaba ya solo quedaba recoger los macutos, ducharse y disfrutar contando
la experiencia con todos, por mucho dolor que hubiera, ya terminado, todo es
positivo. Ahora solo quedaba la
recompensa y el descanso, bueno la recompensa una buena comida artanaca con
bebidas hidratantes todos en comunión, y el descanso…pues… ¡un artanaca no
descansa, siempre dispuesto a la lucha sea cual sea!.
Por
último no quiero despedirme sin remarcar ese “bautizo de media”, para Antoñin,
Rafael, y Sergio, lo que hicisteis fue un verdadero éxito, pero recordar que,
¡toda victoria se convierte en derrota si no es el comienzo de una nueva
lucha!, así que proponer nueva media que iremos todos.